Cincuenta años han pasado desde la muerte de Voldemort, y los rumores corren sobre el nacimiento sobre la rencarnacion del Señor Tenebroso, una Señora Tenebrosa capaz de traer al inombrable desde el más alla.

Mientras tanto en Londres, Maggie Potter, hija de Albus Potter y nieta de Harry Potter, vive una vida normal de una chica de 15 años, rodeada de su familia y amigos. Pero su vida tomara un cambio brusco cuando un misteriosos estudiante llegue a Hogwarts ese año.








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jueves, 25 de febrero de 2010

I


Ciervo Portador de Malas Noticias.


Veinticuatro años después.
-¡Guaaaaaaaaaa!
El llanto de su hermano menor despertó a Maggie Potter, se levanto perezosamente de la cama, sabía que debía ayudar a su madre, aunque ella nunca lo pidiese.
Reviso el despertador de su mesa de noche y puso la luz que el mismo reloj tenía:
"4:30; a.m."
Pego un bostezo y se levanto de su capa, salió al pasillo y distinguió la luz de la habitación del fondo del pasillo, la cual pertenecía a su hermano menor, Robbie. No importaba cuan buenas fueran sus intenciones, Maggie tenía demasiado sueño, la última semana se había encargado de todas las labores de la casa, casi todos sus hermanos la ayudaban, las excepciones eran claramente Robbie, y la bebe mas mal criada del mundo, (en realidad tenia complejo de bebe) Cassidy, su hermana gemela. Si habláramos de forma de personalidad y de pensamientos, "gemela" era la palabra menos apropiada para estas dos. Cassidy era mentirosa, desleal, arrogante, prepotente, y distanciada de su familia, si no fuese porque sus padres la obligan comería sola en su habitación. En cambio Maggie era sincera, fiel, digna, amigable, y amaba a su familia por sobre todo, trataba de incluso querer a Cassidy.
Llegó a la habitación de Robbie y vio desde el umbral de la puerta la figura de su madre parada vestida con su bata rosa piel, y con su pelo negro azabache completamente desordenado.
-mamá, vete a dormir yo me encargo de Robbie- dijo con voz cansada- ¿mamá?
No hubo respuesta.
-¿mamá?- volvió a repetir Maggie por sobre el llanto del bebe que se hacía más fuerte... entonces escucho unos ronquidos, eran de su madre.
-Ja- Maggie no pudo evitar que se le saliera una pequeña risa, dado que su madre se había quedado dormida de pie con Robbie en brazos. Era gracioso solo los caballos y otros animales poseían la habilidad de quedarse dormido de pie, pero Maggie y su madre también compartían esa habilidad, dado que siempre cuando tenía problemas con los bebes partía a ayudarla.
Maggie tenía dos hermanos menores que ella pero mayores que Robbie. Cole de doce años y Dave de once, este año Dave entraba a Hogwarts.
Se acerco cuidadosamente a su madre, ésta estaba al frente de la cuna de Robbie, la habitación del niño consistía en un mural de una pradera con duendecillos volando no muy alto y micropuffs de un azul rey corriendo con sus diminutas patitas, y en el cielo se podían ver unos caballos alados volando por encima de las cabezas de las diminutas criaturas. El mural era mágico, así que la imagen s e movía lenta mente, para no marear a la gente, pero como era de noche las criaturas dormían bajo un cielo estrellado.
También había un armario, un estante con juguetes y un sillón reclinable para cuando alguien quería leerle un cuento a Robbie. Maggie se acerco a su madre y la llevo lentamente al sillón, allí la dejo sentada, le quito a Robbie de las manos y se acerco a su cuna.
Miro a su madre y sintió pena al verla tan cansada. Silvanna Potter era jefa de la Brigada Desmemorizante del ministerio y últimamente estuvo más ocupada que nunca, dado que se habían cometido asesinatos en público producidos por magos tenebrosos, cosa que hacia que su madre tuviera que estar yendo de aquí para allá y atendiendo todo tipo de cartas. También su padre su tío, su abuelo y su tía tenían un panorama ajetreado, dado que, los cuatro eran aurores, cosa que hacía que tuvieran que ir al lugar de los hechos.
Dejo de pensar en eso y centro toda su concentración en Robbie, su hermanito, aquel pequeño ser que descansaba en sus brazos, sus rasgos eran igual a los de ella y su padre, unos ojos verdes intensos, y un pelo negro azabache, era todo tan delicado en Robbie, que apenas tenía unos diez meses. Pero había algo que él no poseía de esa familia, "La Magia".
La Medicina Mágica había crecido mucho en esos cincuenta años, así que era solo de dar una pócima a la embaraza, si los ojos le cambiaban a verde, era que el niño poseería magia, pero si los ojos le cambiaban a blanco el niño no poseería magia. A Robbie no se le desarrolló el gen de la magia.
"-me niego a que se me vincule con un Squib-" Maggie recordó, las palabras que dijo Cassidy el día que se enteraron de los resultados del examen del no nato, pero presto más atención a la palabra que su hermana había dicho con desdén..."Squib"... en Hogwarts le habían dicho que Squib era aquel que era hijo de magos, pero que no poseía el gen de la magia.

De inmediato Maggie, que mientras pensaba en eso, le cantaba una canción de cuna a Robbie, para que se calamara, pero noto que su voz se quebró casi al llegar al final, y sintió como las lagrimas iban abriéndose paso para salir de sus ojos. Le daba pena el pensar en las preguntas que Robbie haría al crecer.
"¿Qué es Squib, Maggie?" "¿Por qué tú, Cassidy, Cole y Dave van a un colegio diferente al mío?" “¿En Qué trabajan papi y mami?" "¿Qué son esos palitos que tú y los demás sujetan tanto?" "¿Por qué Cassidy no me quiere?". Y muchas más, pero Maggie no estaba segura de que respondería ella y los demás.
Acercó a Robbie a su Pecho, dejando que el ya calmado bebe escuchara el latir de su corazón, y Maggie dio rienda suelta a sus silenciosas lagrimas, no quería que Robbie se sintiera solo, o diferente a ellos. Y entonces juro que siempre apoyaría a Robbie para bien o para mal.

De repente sintió por el pasillo unos ruidos de cascos, volteo la cabeza fugazmente, y vio una luz plateada correr por ahí, entonces decidió ver que era, deposito al pequeño Robbie ya dormido en su cuna de madera blanca.
Se limpio las lagrimas, y apago la luz de la habitación y fue hacia la puerta que coronaba el pasillo, frente a la puerta había una figura que irradiaba una luz plateada y que trataba de abrir la puerta, Maggie corrió hacia ésta, y descubrió que era el Patronus de su abuelo, el ciervo de grandes cuernos.
Le abrió la puerta de la habitación de sus padres y el ciervo entro con majestuosidad a la habitación de sus padres, entonces vio como su padre despertó al ver al ciervo de luz plateada. Cuando su padre se despertó el ciervo abrió la boca y de su interior salió la voz del abuelo de Maggie.
-Al, Te necesitamos ya en la oficina, se ha cometido otro asesinato, ven rápido, deja a los niños bajo protección, vamos a necesitar a Silvanna también, vengan rápido no hay tiempo que perder.
Al terminar de escucharse la voz de Harry Potter, Maggie s e apoyo en el umbral de la puerta todavía mirando el lugar donde estuvo el ciervo.
-¡Maggie!- dijo Albus- ve a despertar a tu madre y diles a todos que tengan listas las varitas.
Maggie se quedo mirando a su padre bocabarra, pero cuando comprendió la situación corrió a despertar a Silvanna.

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